Reflexiones

Resulta sorprendente el abandono de algunos panteones en San Miguel por parte de determinadas familias propietarias. Hay quien no pone los pies por que no le gustan los cementerios, los hay que jamás han llevado al cementerio a sus hijos, nietos o sobrinos pese a poseer un maravilloso panteón del siglo XIX, o incluso quien quiere liquidar su panteón para no tener que preocuparse por sus antepasados. Hay en fin –y duele decirlo, pero en nuestra ciudad no es inusual- una extraña mezcla de superficialidad, incultura y desapego por la tradición que afecta a todas las clases sociales.

Afortunadamente todos no pensamos así, y para muchos las raices, el arte y la cultura todavía son valores a preservar. San Miguel es mucho más que un cementerio. Contiene la historia de la ciudad durante doscientos años y, además, es un maravilloso conjunto artístico. Quien además de poderlo visitar, tiene por herencia una llave que le conduce a una cripta o a un panteón, posee un mágico privilegio de abrir una puerta a un pasado digno de ser relatado.

Esta página se encuentra actualmente en construcción, perdonen las molestias.